El 16 de abril de 2007 ocurrió uno de esos hechos que tienen diversos niveles de lectura. La primera siempre hace referencia a la primer capa de la información y a los sentimientos o críticas que conlleva. La matanza. Sangre. Horror. Dolor. Miedo. Incertidumbre. Asombro. La segunda nos eleva al inquietante nivel de la crítica y las inferencias.
El 16 de abril de 2007 fue el día de la presunta "venganza" para un estudiante y el día de muerte inexplicable para muchos. Fue un día en que dos padres surcoreanos fueron internados en estado de shock al recibir la noticia de que su hijo había matado a otros seres vivos. La familia había llegado en 1992 a EEUU en busca de alivio económico debido a la pobreza que padecía en su país nativo.
El 16 de abril de 2007 es el típico día en que un color se percibe distinto según con el cristal que se mira. Para unos se trata de la peor tragedia en la historia dentro de una universidad (a los medios y la gente que consume medios siempre les encanta saber el ranking de las tragedias o si hubo una peor como si fuera brindara puntos para saber qué nivel de estupefacción uno debe asignarle). Y para otros se trata de una oportunidad...
El 16 de abril de 2007 fue el día en que los analistas de los medios (y de los miedos también) comenzaron a pensar, razonar, investigar y definir esta tragedia. Así algunos pensaron en comparar la noticia con lo ocurrido en Carmen de Patagones en 2004; o con otros casos como hizo el diario Le Monde:
Les principales tueries perpétrées dans des écoles depuis 1989 (© LEMONDE.FR 14.09.06)
El 16 de abril de 2007 fueron los días en que los políticos que nunca queremos escuchar encuentran siempre el peor momento para expresarse. Fue el caso del abogado republicano católico "anti-videojuego" Jack Thompson que a las pocas horas de realizada la masacre, culpó a los videojuegos por lo ocurrido en Virginia Tech.
El 16 de abril de 2007 fue el día para que una vecina abuela de mi barrio, acá en San Cristóbal, con su escasa sapiencia en tecnología y su simple punto de vista de la vida dijera: "La culpa de todo la tienen los jueguitos de las maquinitas". Supongo que el pensamiento de la abuela era más universal de lo que yo esperaba, porque luego de escuchar a Bart Peterson, intendente -o alcalde- de la ciudad de Indianápolis, asegurar que la culpa de todo la tenía el Counter Strike, me di cuenta de que el que no entendía nada era yo, y no la abuela:
El 16 de abril de 2007 fue el día en que otra comunidad más en la Tierra de las Oportunidades tuviera la chance de autodiscriminarse y de ser discriminada. ¿Autodiscriminarse por qué? Porque el miedo a ser discriminado autodiscrimina. Porque si antes la islamofobia provocaba que no les despeguemos el ojo de encima a alguien con rasgos árabes (más aun si era en un medio de transporte), ahora muy probablemente siempre miremos en los bolsillos de cuanto asiático aparezca cerca nuestro.(asiático porque los occidentales no distinguimos coreano de japonés o chino, es más facil generalizar).
El 16 de abril de 2007 es el día en que los encargados de las campañas reacomodaron las agendas de manera urgente de los candidatos para hablar sobre la venta de armas. EEUU es uno de los países en que el nivel de armamentismo casero crece año tras año. Las tragedias continúan y los encargados de hacer algo al respecto sólo hacen oídos sordos a los disparos de los asesinos. Mas no se preocupen..., todo solucionado. Ahora es debate.
El 16 de abril de 2007 fue cuando la Tierra de las Oportunidades dejó de ser tal para un estudiante surcoreano de la Universidad Virginia Tech en EEUU para convertirse en la Tierra de la Venganza. ¿Venganza? Quién sabe como catalogarlo. Pero los últimos informes revelan que fue discriminado por su calidad de... digamos: extra-americano. Se le cuestionaba su forma de hablar, de vestir, de vivir. Se le dijo: "Vuélvete a Corea" según compañeros de su universidad que ahora se confiesan. El "Destino Manifiesto" de los americanos es sólo para los americanos.
El 16 de abril de 2007 fue el día en que Cho Seung-Hui decidió que ningún tratamiento le era suficiente. Una evaluación psiquiátrica en 2005 lo definió como "mentalmente enfermo" y además se dejó por escrito que era un "inminente peligro para sí y para otros". Pero el sistema solo protege y cubre a quienes pertenecen. Al sistema, claro.
En EEUU viven 2 millones de surcoreanos (no consideramos norcoreanos y otras personas con rasgos asiáticos), de los cuales 93 mil son estudiantes.